viernes, 3 de noviembre de 2017

¿Quién cura, la persona o el título?


Esta mañana he puesto la radio mientras iba en el coche. En Radio 5 hablaban de los curanderos (todos aquellos que sin tener la titulación de medicina se dedican de una u otra forma a la curación).

Hasta ese punto bien, lo admito. Toda la vida han existido los curanderos, los chamanes... Siempre han sido seres más "conectados" con otras realidades, capaces de traer a este plano soluciones que no dependían de un conocimiento adquirido, tanto para el bien de una persona, de la tribu, etc.
Por suerte, mejor o peor, la gente se ha ido curando a lo largo de milenios a través de estos personajes, aún no existían las universidades donde se estudia el plan de estudios que las farmacéuticas diseñan para su formación.

Lo malo ha sido cuando el locutor ha empezado a utilizar adjetivos no muy lindos -sustituya usted por lo que le venga a la cabeza, seguro que no se equivoca-, y al mismo tiempo que soltaba sapos y culebras se retrataba en su supina ignorancia del tema... ¡Qué pena y qué vergüenza exponerse de esa manera y tratar de destruir lo que no se conoce por ignorancia, prejuicios o conveniencias...!

¿Quién le paga por su trabajo, señor? ¿Se preocupa usted de reciclarse en sus conocimientos y/o de aprender o documentarse sobre lo que no conoce antes de emitir juicios fáciles y destructivos, cuyas consecuencias cuando llegan a oídos de gente sin conocimientos del tema y proclives a creer lo que la radio o la tele dice, producen bastante mal?

Hay un poder dominante con unos intereses ocultos que se debe a sus amos, a quienes les dan de comer o les prometen su pequeña parcela de poder, chiquitito, sí, pero desde el que en su pequeñez interior les hace sentirse superiores y gozar de unos privilegios de los que la mayoría no gozamos... Le recuerdo, señor locutor, que cuando le toque irse de este plano nada de eso se llevará, sólo su conciencia le acompañará, el resultado siempre depende del acto que lo ha generado, así que tenga cuidado, no sea que le toque hacer cola un día en la consulta de un curandero. Ojalá que no haga falta...

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