El Lapislázuli es una piedra preciosa de un color azul profundo con inclusiones doradas de pirita, que brillan como estrellas pequeñas. Se dice que los primeros sacerdotes egipcios heredaron la sabiduría y poderes del Lapislázuli de manos de los Atlantes. Otras leyendas cuentan como los iniciados que sobrevivieron al cataclismo que acabo con Atlántida, fueron capaces de establecerse en la zona hoy en día conocida como el Valle de los Reyes, trayendo consigo valiosas piezas de Lapislázuli, guiados precisamente por su extraordinaria fuerza psíquica.
Es considerado por muchas personas en todo el mundo, como la piedra de la amistad y la verdad. La piedra azul se dice que fomentar la armonía en las relaciones y ayudar a su portador para ser auténtico y dar su opinión abiertamente.
La vibración del lapislázuli como cristal de sanación, posee la propiedad de poder drenar y proteger cada chakra de energías negativas y ejercer, a modo de escudo protector, en etapas o situaciones en las que la persona tiene que enfrentar circunstancias dolorosas y/o de cambio.
Su potencia purificadora es tan intensa que beneficia tanto en el ámbito emocional, sentimental, mental y espiritual. El lapislázuli como cristal de sanación es también muy efectivo en bloqueos y problemas localizados en el chakra de la garganta: no es casualidad que fuera (y siga siendo) utilizado por hombres y mujeres medicina en rituales de sanación situándola sobre la frente del paciente.
Su posición en terapia presencial es sobre su chakra correspondiente a nivel cromático: el chakra del entrecejo. El lapislázuli estimula y fortalece la glándula pineal y la pituitaria además de equilibrar las facultades de ambos hemisferios cerebrales.
Su especial y positiva vibración también favorece y potencia las cualidades del chakra de la garganta (afecciones físicas como amigdalitis, afonía, constipado, etc. Y también resulta especialmente conveniente en las afecciones psicológicas como timidez, seguridad en saber expresarse, etc.). Así mismo favorece el chakra de la corona: incrementa la capacidad de canalizar, drena la energía estancada que provoca presión y/o dolor de cabeza.
Su potencia purificadora es tan intensa que beneficia tanto en el ámbito emocional, sentimental, mental y espiritual. El lapislázuli como cristal de sanación es también muy efectivo en bloqueos y problemas localizados en el chakra de la garganta: no es casualidad que fuera (y siga siendo) utilizado por hombres y mujeres medicina en rituales de sanación situándola sobre la frente del paciente.
Su posición en terapia presencial es sobre su chakra correspondiente a nivel cromático: el chakra del entrecejo. El lapislázuli estimula y fortalece la glándula pineal y la pituitaria además de equilibrar las facultades de ambos hemisferios cerebrales.
Su especial y positiva vibración también favorece y potencia las cualidades del chakra de la garganta (afecciones físicas como amigdalitis, afonía, constipado, etc. Y también resulta especialmente conveniente en las afecciones psicológicas como timidez, seguridad en saber expresarse, etc.). Así mismo favorece el chakra de la corona: incrementa la capacidad de canalizar, drena la energía estancada que provoca presión y/o dolor de cabeza.
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